Que no se hunda tu barco.
Existe una frase que dice: “Un barco no se hunde por el agua que le
rodea, se hunde por el agua que entra en él.”
Cada creyente atesora en su corazón
y espera con convicción, recibir las promesas que Dios le ha dado.
Pero sucede que el enemigo atacará
con temores y pensamientos contrarios para hacer desistir, olvidar o dar por
incumplida la Promesa de Dios.
Las circunstancias adversas también
mostrarán un panorama contrario al que se espera, y todo esto puede hacer
menguar o hasta apagar la fe.
Estos dos aspectos, circunstancias
hostiles y ataques del diablo, se convierten en el agua que entra en el barco
de la fe para hundirlo, mientras ésta lucha por mantenerlo a flote.
Queda de cada quien mantener su
barco a flote para evitar que entre el agua que querrá hundirlo. Hay que someterse
a Dios y resistir al diablo para que éste tenga que huir. (Santiago 4:7).
Que no se hunda tu barco.
Efesios 6:16
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los
dardos de fuego del maligno.
Ancris Guevara.
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