Mirada de Fe.

     Una tarde lluviosa y fresca, puede resultar ser muy relajante, acogedora y placentera...


     Pero hay detalles que no pueden percibirse a simple vista, como lo son: el cielo totalmente gris, los relámpagos amenazantes que indican que la tormenta arreciará o se extenderá por mucho más tiempo, la neblina que comience a tapar lo poco que puede mirarse de lo que está alrededor, la lluvia incómoda que todo lo moja, el viento que aúlla y espanta.


     No importa cuál sea el panorama que se tenga en frente, la forma en que se perciba el mundo y las circunstancias va a depender de la perspectiva que se le dé, va a depender del “cristal con que se mire”, va a depender de la decisión que se tome a cerca de la forma de apreciar los escenarios de la vida diaria.

     Sin importar el contexto que se esté viviendo, que la decisión sea mirar con ánimo, con entusiasmo, con buena gana, con buena intención, pero sobre todo con fe. Creyendo y sabiendo que Dios tiene control de todo cuanto ocurre, que siempre, sea cual sea la situación, en Él hay salida y sus brazos son el mejor refugio.

     Que en días tormentosos, la decisión sea disfrutar la tarde lluviosa y fresca, sin tomar en cuenta los relámpagos, truenos y nubes grises. Que ante cualquier condición se mire con los ojos de la fe.



Ancris Guevara.

Hebreos 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.



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