No hay que callar la Verdad, no seamos parte de la desesperanza.

Vivir bajo la voluntad de Dios es la forma más segura y placentera de vivir en este mundo. Los planes de Dios para nuestras vidas son de bendición. Su favor y su gracia inundan nuestra existencia todos los días de nuestra vida.


Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
Salmos 121:1-2


A veces es tan triste ver como el mundo está tan desesperanzado, dolido, lleno de odio y rencor. Es como un vapor que se extiende tan rápidamente contaminado corazones, haciéndolos tan duros como una piedra, tan fríos como el hielo, tanto que se cierran y se levanta un muro que no da paso a las cosas buenas y bellas que existen alrededor. Se hacen ciegos y sordos ante la Verdad que es Cristo, y ante Su majestad y no dan paso ninguna salida a tanta crueldad y “contaminación espiritual”.

En ocasiones damos un mensaje de paz, de sanidad, de salvación, y es tan penoso darse cuenta como los argumentos de hombres, el sistema de este mundo y por la dureza de los corazones, rechazan el Camino, la Vedad y la Vida que le presentamos. Son momentos donde sin querer brotan lágrimas, donde llega cierto instante de perplejidad que provoca no seguir hablando a nadie más…. Pero esa no debe ser la salida. Cristo murió y resucitó por amor a nosotros, no hay que callar esta verdad, no seamos parte de la desesperanza.


Ancris Guevara.




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